MI MAR EN CALMA

La paz que tu me das,
la caricia invisible que se siente,
que me incita a soñar,
en un sueño en el que estoy despierta,
y tan lejos de ti,
un sueño en el que el aire trae tu aroma,
que enerva mis sentidos,
suavizándolos y llevándolos a un éxtasis en el que vivo.
Tan lento,
tan despacio,
tan profundo,
enloqueciéndome,
envolviéndome,
si… vivo sin ti,
pero disfrutándote a mi lado,
vivo sin tus manos,
mas me acaricia tu recuerdo,
sueño contigo a ojos abiertos mi mar en calma,
evocando tu presencia,
sueño en tus aguas,
sumergiendo mi vida y mi alma desnuda a la cual cubres con tu serenidad,
dándome la esperanza que ya un día perdí,
hoy se que solo eres un sueño mi mar en calma,
quizás el fantasma que se esconde entre el deseo y el amor,
a tiempos cortos,
a platicas medias,
a ilusiones en pedazos,
así yo te amo mi mar en calma,
el agua que apaga el infierno que se enciende en el desierto de mi vida,
asi yo te amo,
a gritos mudos escondiendo la realidad de los sueños húmedos que me hacen recordarte, esperando que el tiempo traiga la vida que no nos toco vivir,
para que así un día mi mar en calma,
tu me despiertes a un nuevo existir,
en donde estemos tu y yo solos y únicos en nuestro propio universo,
donde no exista mas que tu mirada en la mía,
y tus labios descansando sobre mis labios,
en una dulce y tibia caricia de amor,
así te amo yo mi mar en calma,
en aguas tranquilas de un río que desemboca en ti,
fundiéndonos en un mismo elemento al final.

A la mujer que yo llamo mamá.

No nacimos de tu cuerpo,
no nos diste la vida,
pero nos diste tu tiempo,
los mejores años de tu vida.
Tomaste fuertes decisiones,
hiciste tu vida a un lado,
y te convertiste en la madre,
de 5 sobrinos desamparados.
A veces de noche llorabas,
lo hacías despacio y quedito,
querías lo mejor para darnos,
y no podías conseguirlo.
Pasabas largas horas sentada,
detrás de esa maquina fría,
cortando y haciendo vestidos,
y con ello nos mantenías.
Era gracioso en las mañanas
escucharte decirnos a todos,
a levantarse y tender las camas
que yo no pienso criar niños flojos.
Nunca faltaba a la mesa
un plato de sopa y tortillas
y en las noches la rica merienda
de un café con galletas marías.
Nos enseñaste a ser responsables,
y aceptar de frente los errores
que cometíamos al pasar de los años,
y de esa manera hacernos mejores.
Tal vez no nos diste la vida,
es verdad no nacimos de tu cuerpo,
mas te hiciste nuestra madre un día,
y lo fuiste de tiempo completo.

El frasco de galletas.

Mis manitos sucias,

mi carita manchada,

y en mi mente planeando,

ideando bajarlas.

¡Porque está tan alto!

Ese frasco de galletas,

me pregunto el porqué

yo no puedo tenerlas.

Que me debo de esperar,

a que me haya lavado,

y que me debo terminar,

lo que sirvió en mi plato.

Pero, ¿porque comerme

ese plato de lentejas?

Si lo que yo mas quiero,

Es el frasco de galletas.

Que yo debo aprender,

y tener mucha paciencia,

pues con ello he de forjar,

mi carácter y mi fuerza.

Pero si bien me dices,

que en carácter soy igual,

a mi abuelo, y a mi padre,

¿pues que más hay que forjar?

Anda mami te lo ruego,

dame el frasco de galletas,

y veras con gran asombro,

con que fuerza he de comerlas.

¿Que culpa tengo yo?

No era fácil para mí,

escucharlos diariamente,

en nuestra casa discutir,

y gritando fuertemente.

Que culpa tengo yo,

de sus malas decisiones,

o su falta de amor,

y tan marcadas traiciones.

¿Que acaso no se dan cuenta?

¿en que momento dejaron de ver?

que en esta guerra perpetua

victimado voy a ser.

¿Porque yo he de pagar sus errores?

¿Por qué he de ser yo quien sufra más?

si para mi solo son mis papitos,

las dos personas que yo amo más.

¡Ya no riñan les suplico!

¡terminen la guerra por Dios!

quiero seguir siendo un niño,

lejos de esta guerra atroz.

Si lo hacen cariñitos,

les prometo yo también,

olvidar mi sufrimiento,

de esta guerra sin cuartel.

Y ser siempre un niño bueno,

el orgullo de papá,

obediente y responsable,

de la mano de mamá.